Conjunto residencial en Mairena del Aljarafe (Sevilla)

Con una gran rigidez propuesta por la normativa urbanística, proporciones, alturas, retranqueos y áreas de movimientos limitadas, además de un presupuesto ajustado, el proyecto asume la resolución del programa de una manera pragmática, buscando su cualificación en la definición de una respuesta sensible con la propia vivienda, del contacto con el exterior, y en la materialidad del conjunto, reforzado todo ello a través de varias estrategias complementarias.

Por un lado, los edificios se estratifican intentando reducir su impacto. Así aparece la imagen de un basamento sobre el que apoya un volumen de ladrillo claro, retranqueado en su planta superior. Esta lectura tiene su correspondencia con el programa, tratándose las viviendas que disfrutan de jardín como elementos anclados al suelo, las viviendas superiores como cuerpos más ligados a las vistas más lejanas y el resto de viviendas como una situación intermedia entre ambas, volcadas principalmente a la relación con los espacios abiertos interiores. El resto del programa se completa con una serie de espacios comerciales que configuran un volumen de menor escala en la zona del vial de acceso desde la calle, una planta bajo rasante destinada a aparcamientos y un espacio general de trasteros para las viviendas que resuelve el desnivel de casi 5 m de la parcela.

Por otro, la disposición de las distintas unidades persiguiendo la mayor superficie de contacto de cada vivienda con el exterior, pero evitando a su vez trasladar directamente a fachada las contingencias derivadas del desarrollo en planta de cada vivienda, todo ello con el fin de acercar la escala de los edificios al jardín y ofrecer una respuesta adecuada al entorno urbano y al paisaje próximo.

También desde la materialidad de la propuesta, confiada principalmente a la utilización de piezas cerámicas de color claro. Con el aparejo y la ejecución de juntas rehundidas se enfatizan por un lado, la masividad del conjunto y, por otro, la presencia de líneas horizontales que con su vibración enriquecen la respuesta del edificio a la incidencia de la luz.

Otros materiales con presencia importante en el conjunto son el acero galvanizado en caliente y el aluminio natural. Colocados en dinteles, recercados y carpinterías, aportan la nobleza del comportamiento de materiales que devuelven distintos brillos y reflejos a lo largo del día. En las superficies de mayor contacto con el exterior se propone un sistema de paneles móviles de gran formato de acero galvanizado que sirven para graduar el control solar y tamizar las vistas de las distintas estancias, con un movimiento qué, constante en el tiempo, ofrecerá una imagen cambiante de sombras y veladuras de todo el conjunto. Por último y con un menor impacto, un revestimiento pétreo en suelo y paramentos de planta baja que unifican el contacto con las áreas y zonas más acomodadas en escala con los usuarios.

En cuanto al acceso peatonal y de vehículos al conjunto se produce en un único punto intermedio del vial principal, dónde se centralizan los servicios de control y seguridad. Desde este punto, una superficie continua conduce a cada uno de los edificios entre los que se incluyen espacios que se ceden a las zonas comunes. Las zonas verdes, dedicadas a un área de baño y otra de juegos, se separan de la superficie anterior y pretenden tener mayor relación con las viviendas, independizándolas así de las zonas comunes de paso. Los accesos a los distintos bloques se realizan en distintos puntos de los soportales, sin distorsionar ninguna de las viviendas de planta baja.

El ejercicio completo permitió construir finalmente las 84 unidades previstas, con distintos tipos de vivienda desde 1 hasta 5 dormitorios, con una superficie media de 120m² y desarrollados tanto en uno como en dos niveles.

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• Ficha técnica