Entrevista a Carlos Montes: “Mi objetivo siempre fue buscar en el ladrillo cara vista un aliado para conseguir un proyecto contemporáneo”
Carlos Montes, arquitecto graduado por la Escuela de Arquitectura de Sevilla, es el ganador del Premio Nacional del Concurso de Proyectos del Foro Universitario Cerámico Hispalyt del curso 2019/2020, que consistía en diseñar una Capilla en el Camino de Santiago, a la altura de Carrecalzada (Palencia), con fachadas de ladrillo cara vista.
El Jurado valoró positivamente su análisis de las invariantes espaciales y constructivas de las capillas que jalonan el Camino de Santiago. Y destacó que, a partir de decisiones sencillas en cuanto a organización funcional y del uso del ladrillo en muros de carga, se logra una imagen acorde con el paisaje, pero no exenta de compromiso contemporáneo.
Carlos Montes es arquitecto por la ETSA de Sevilla. Además, ha realizado el Máster en Fundamentos de la Arquitectura en esta misma Universidad, y el Máster en Proyectos Avanzados en la ETSA de Barcelona. Ha colaborado con los estudios MGM Arquitectos, Zulategui Arquitectos y Vázquez Consuegra Arquitecto. Además del Primer Premio del Concurso de Proyectos del Foro Cerámico, acumula otros galardones en Concursos como el “Concurso para el espacio escénico-artístico del Festival ARTEcturas 2019”, el “Concurso de Viviendas y Alojamientos de la Empresa Municipal de Vivienda de Sevilla 2019” o el “Concurso PFC-TFM 2019” de la ETSA Sevilla.
1. ¿Cuál ha sido para ti el aspecto central de este proyecto?
Entender el lugar y posicionarse en él ha sido la clave de la capilla KM 408. El camino, la conexión con el paisaje, entender al peregrino y su necesidad de un refugio “de paso” podríamos decir que son el resto de las piezas que conforman este gran arco de la capilla.
El hito que se proyecta, busca ser otra parada más. La visión lejana del tótem, el acercamiento al lugar y el deambular hasta llegar al edificio escribe una historia que bien puede parecerse a lo que es el camino. La intención es que el peregrino divise la construcción en el paisaje e intuya que se trata de una capilla que siempre ha estado allí. Por último, la materialidad del ladrillo cara vista le confiere un aire vernáculo que encaja perfectamente con el entorno más cercano y con la cultura que rodea a este camino.
2. El conocimiento del entorno y del contexto eran dos elementos especialmente importantes, y de hecho es algo que valoró positivamente el Jurado de tu trabajo. ¿Conocías el Camino de Santiago personalmente? ¿Cómo fue el proceso de documentación?
Hace unos años tuve la gran suerte de realizar el Camino de Santiago con mis padres y unos amigos. Lo podría resumir en una palabra: cautivador. Tiene la capacidad de atraerte en cada etapa, algo que, de una manera casi inverosímil, genera un archivo de vivencias, experiencias y recuerdos que conforman lo que podríamos llamar el cajón de sastre. Por tanto, el proceso de documentación comenzó por echar la vista atrás recordando esos fantásticos días. Además, leer el diario con el que cada noche finalizaba la etapa y rescatar las imágenes que tanto mi teléfono como mi memoria iban tomando en cada momento, conjugó la base de una documentación que ya tenía archivada.
3. En tu trabajo citas el libro “Breviario de Ronchamp”, de Josep Quetglas, una obra sobre la capilla de Le Corbusier en Ronchamp. ¿Qué importancia ha tenido para ti este icono de la arquitectura?
Diría que no solo la obra, sino son las múltiples miradas que ha suscitado la capilla de Le Corbusier las que han tenido importancia en este proyecto y, en este caso en particular, la de Josep Quetglas. El Breviario es un libro precioso, no solo por cómo está escrito (en la primera hoja se lee un consejo de su autor: leer un ejercicio al día) sino por el trabajo que implica detenerse en cada aspecto resaltado por Quetglas. A veces, cuando hay algún detalle que no está explícitamente resaltado, el autor deja abierta la pregunta de qué quiso hacer Le Corbusier con ese gesto, qué importancia ha tenido esa decisión en la obra. Proyectar una capilla es una oportunidad única, poder adentrarse en los cimientos de Ronchamp también lo es. Pero, sobre todo, es la peregrinación a Ronchamp, un camino alejado de distracciones al que hay que prepararse para ir, la que la convierte en un paradigma de los edificios dedicados al culto y la meditación. Y eso es precisamente lo que he intentado traer al proyecto en Carrecalzada.
4. El curso 2019/2020 fue muy especial. La pandemia cambió de muchas formas nuestra manera de trabajar. Por ejemplo, fue la primera vez que la entrega de premios se realizó de forma telemática. ¿Influyó el contexto de alguna manera en el desarrollo de tu proyecto?
Creo que la pandemia ha cambiado la forma de comunicarnos. Un proyecto, muchas veces, necesita de la puesta en común con amigos, de tratarlo en una charla de café, en la Universidad, etc. En el contexto en que ha sido hecha la convocatoria, el trabajo se ha vuelto muy personal y el intercambio ha sido menor, aunque he tenido la suerte de contar con la ayuda de Agustina y Paco, con los cuales he podido colaborar en el desarrollo.
Por otro lado, la situación de encierro ha propiciado un entorno más enfocado en tareas domésticas o, al menos, tareas realizadas en casa. Podría decirse que hay mucho de doméstico en este proyecto.
5. El Concurso del Foro Cerámico tiene como objetivo hacer propuestas interesantes sobre las que trabajar con el ladrillo visto. ¿Qué percepción tenías de este material antes de realizar el proyecto?
Por diferentes motivos, el ladrillo visto no es un recurso que haya usado con frecuencia en los proyectos que realicé durante mi etapa universitaria. Por tanto, este concurso fue una oportunidad para investigar sobre él. Aunque en nuestra memoria siempre aparece como un material tradicional por haber sido usado desde siempre, mi objetivo siempre fue buscar en él un aliado para conseguir un proyecto contemporáneo.
Llegué a la conclusión de que, si el ladrillo visto debía ser el elemento principal del proyecto, tenía que ser protagonista en todo momento. Todo gira en torno a él. Por tanto, es el mismo material el que conforma toda la estructura de la capilla, que, además, no se esconde en ningún momento.
6. ¿Te has presentado a otros concursos nacionales o internacionales de arquitectura? ¿Le recomendarías a quiénes aún están estudiando participar en este tipo de certámenes?
Sí. Desde que salí de la carrera no he parado de presentarme a concursos. Creo que son ejercicios que te hacen aprender mucho, incluso de uno mismo. Por eso, creo que para los estudiantes que están en cualquier curso de su carrera son una oportunidad para empezar a ejercitarse antes de salir a la calle. En el caso de los concursos de ideas, como este de Hispalyt, se presenta el escenario perfecto para demostrar esas ideas y conocimientos que creemos que nunca se construirán. En mi caso, siempre tengo la esperanza de que el proyecto de ideas finalmente se vea construido, porque uno lo desarrolla para que llegue a su punto final.
7. Hace ya 5 años que te graduaste e iniciaste tu andadura profesional. ¿Cuáles dirías que son los principales retos a los que se enfrentan los jóvenes arquitectos hoy en día?
Desde mi punto de vista, el mayor reto al que nos enfrentamos los jóvenes arquitectos es el de devolver las competencias a la profesión. Debemos hacernos hueco en un mundo que hoy en día parece contaminado. Internet y las redes sociales son un arma de doble filo y para la arquitectura puede no ser siempre beneficioso. Debemos reivindicar la figura del arquitecto que hoy está desgastada. Parece que hablar de arquitectos es hablar de arrogancia y ego, por tanto, nuestro mayor reto es colocarnos en el lugar que corresponde, el lugar de los profesionales de la arquitectura. Si sumamos la cantidad de cualidades y capacidades que muchos de los jóvenes arquitectos poseen cuando se lanzan al mercado laboral y lo dividimos por los beneficios que la sociedad les brinda, nos daríamos cuenta de la precariedad que vive nuestra profesión. Concursos como este del Foro Cerámico Hispalyt son el escaparate perfecto donde expresar las capacidades de los arquitectos que tenemos en este país, que por otro lado son tan valorados fuera de nuestras fronteras.
8. Por último, nos gustaría pedirte que destaques algún edificio con ladrillo cerámico que sea emblemático para ti, o que te haya servido como referente, ya sea de arquitectura moderna o de otras épocas.
Podría mencionar varios proyectos de la obra de Rafael Moneo, que ha usado el ladrillo cerámico de manera brillante y denotando un gran conocimiento de la técnica, a veces, incluso, trabajado de una forma manierista. Entre estos, fue un referente para este proyecto el Museo Romano de Mérida.
También destacaría la obra de Alvar Aalto, además, en proyectos que exigían diferentes respuestas, pero siempre con el ladrillo cerámico como protagonista, como es la Casa en Muraatsalo o el ayuntamiento de Saynatsalo.
El uso del ladrillo en construcciones vernáculas también resultó fundamental para este trabajo.