Centro Abierto de Actividades Ciudadanas. Córdoba. 2004-2009
Entendemos las ciudades en general, y en particular las de larga trayectoria histórica, como acumuladores en los que las vivencias y las huellas que el hombre deja sobre ellas, se superponen construyendo un todo unitario en el que es posible ver desde un modo simultáneo diferentes periodos. Proponemos por tanto, la incorporación de una capa ligera, capaz de ser repensada atendiendo a las necesidades que sus usos demanden, consciente de su condición programática flexible y temporal.
Se proyecta el CAAC mediante una solución a base de elementos circulares prefabricados que varían en altura y diámetro y que ordenados de un modo flexible pero ajustado, permiten una visión similar a la de un bosque urbano de sombras. El carácter urbano de gran potencia ligado a la escala de las infraestructuras y espacios públicos que lo rodean es indispensable para asumir su papel como parte de la nueva centralidad de Córdoba. Esto se consigue a través de la suma de elementos en una gran extensión, en lugar de utilizar abrumadoras construcciones que no permiten un dialogo cuerpo a cuerpo con el usuario.
La valoración del plano de cubierta, viene ligada a los otros puntos de vista desde los que es percibida la actuación, tanto desde las construcciones existentes como desde el puente sobre las vías del AVE. De ahí el tratamiento del plano de color de las cubriciones.
Del mismo modo ha sido importante el tratamiento del plano del suelo como elemento activador de distintos usos posibles. El pavimento de adoquín cerámico tratado como un enorme tablero de juego en el que permite albergar todo tipo de actividades, aquellas ya conocidas y otras aún por inventar o readaptar. De este modo el uso temporal de mercadillo dos días a la semana condiciona la intervención pero no la limita en modo alguno, siendo uno más de los usos posibles a realizar.
La cubierta se resuelve mediante parasoles de diámetros entre 7 y 15 metros. A su vez las alturas son también variables entre 4 y 7 metros. Esto permite una enorme variabilidad y flexibilidad con pocos elementos constructivos. Además la posición en diferentes alturas evita una excesiva opacidad de la construcción, al permitir el paso de la luz por reflexiones a través de los diferentes elementos.
El fuste de las piezas se realiza en acero, llevando incorporado en su interior el elemento de evacuación de pluviales de la cubierta. Ésta se realiza en bandejas de aluminio con aislamiento en diferentes colores. El tratamiento superficial de la parte inferior de las piezas es reflectante, lo que dota al conjunto de un enorme potencial en cuanto a la manera en la que la luz activa los reflejos y el color.
Por último, destacar que la iluminación artificial se resuelve en las mismas piezas, apostando por una uniformidad de iluminación en el plano del suelo de adoquín cerámico y la captura de la luz por reflexión en las caras inferiores de los parasoles. Los puntos de luz se sitúan en diferentes órbitas en cada parasol teniendo siempre en cuenta la cantidad de luz que le llega de los parasoles cercanos.
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