Intervención Colegio Francisco Parras en Losar de la Vera (Cáceres)
El colegio Francisco Parras, inaugurado en el año 1929, supuso un importante hito para la población de Losar de la Vera, localidad emplazada en el Norte de la provincia de Cáceres. Originalmente, el edificio contemplaba la educación segregada por sexos, y es por ello que las plantas 1ª y 2ª (niños) tienen un acceso diferenciado de la planta baja (niñas). Tras casi 90 años de uso continuado, se plantea una intervención con el objetivo de adaptar el edificio a la normativa de incendios y hacerlo accesible.
La Comarca de La Vera, gracias al microclima propio de la solara de la Sierra de Gredos, fue un lugar adecuado para la implantación del cultivo del tabaco. La producción tabaquera, requirió la construcción de numerosos secaderos, arquitecturas más o menos contundentes, basadas todas en celosías de ladrillo y con multitud de variaciones en el aparejo, que colonizaron el paisaje verato. La disminución de este cultivo, y las nuevas formas de producción han hecho que se abandonaran los secaderos, provocando su ruina paulatina. Es por ello que el proyecto reivindica el ladrillo, tan propio de esta comarca, y lo reinterpreta aportando las múltiples cualidades de este material cerámico en la construcción de la escalera de evacuación del colegio.
El proyecto tendrá dos áreas principales de intervención: la reorganización de la escalera existente, para que las tres plantas del colegio queden conectadas sin tener que salir del propio edificio; y la construcción de un núcleo de comunicación exterior que resuelva los problemas de evacuación del colegio en caso de incendio y permita, en una segunda fase, instalar un ascensor accesible.
Este nuevo volumen exterior, que se separa de la edificación preexistente, se formalizará con una estructura de hormigón armado con pilares apantallados. El esqueleto de hormigón resultante se cubrirá con una piel cerámica configurando un cerramiento continuo a modo de celosía. Esta celosía cerámica contendrá una serie de aperturas que permiten establecer diferentes conexiones visuales hacia el paisaje exterior durante el recorrido a través de las escaleras.
En cuanto a la ejecución del proyecto se opta por simplificar en la elección de materiales, recurriendo al hormigón para la estructura principal, el acero galvanizado para las barandillas y el ladrillo cerámico como cerramiento exterior.
Para construir esta piel cerámica se ha utilizado una subestructura metálica auxiliar de perfiles tubulares verticales a los que se han soldado unos perfiles tipo “L” horizontales para fijar los ladrillos cada 5 hiladas. El ladrillo se dispondrá con la tabla vista, de tal forma que las perforaciones configuran la imagen final del nuevo volumen edificado.
El nuevo volumen construido se configura por tanto como un edificio que explota la dualidad exterior-interior, sin llegar a definir en qué ámbito exactamente se halla el usuario. La piel cerámica tamiza la luz y define el ámbito donde nos encontramos, pero no es un elemento que delimite claramente un espacio interior y un exterior. Esta dualidad también se da en la elección de los materiales, donde ante la rotundidad de la estructura de hormigón armado aparece la ligereza de la celosía de ladrillo.
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