Vivienda unifamiliar en Rocas Blancas (Benalmádena)

Se proyecta una vivienda unifamiliar aislada con la premisa “ver sin ser visto”. La parcela se sitúa en Benalmádena, con orientación sur y vistas al mar. Sin embargo, al norte linda con una vial rodado y bloques de apartamentos. Otro condicionante es la pendiente de la parcela, que se resuelve con distintas plataformas dejando el jardín a nivel de sótano para que todas las plantas tengan vistas.

Para cumplir con el objetivo de intimidad de partida, la vivienda se proyecta con todas las dependencias importantes hacia el sur, con fachadas muy acristaladas, y con un cerramiento opaco al norte, como si de un caparazón de tortuga se tratara.

La vivienda se dispone como dos paralelepípedos rectangulares, girando el superior 90º, lo cual genera un espacio exterior cubierto, evitando tener que usar elementos añadidos como marquesinas o toldos.

 

Aparte de la protección solar que da el cuerpo superior, se colocan viseras sobre todos los huecos situados en la fachada sur. Se estudia el recorrido solar anual en esta ubicación para el diseño de dichas viseras, con la intención de que el Sol incida en el interior en invierno, calentando la vivienda, y se mantenga en el exterior en verano. Esto, junto a una ventilación cruzada y controlada, nos da un confort higrotérmico adecuado tanto en verano como en invierno con un mínimo apoyo energético.

La fachada sur, que es la que recibe mayor radiación solar, se resuelve con una fachada ventilada y se termina con un material con buena absorción térmica como la madera. Además, se colocan contraventanas del mismo material que se pliegan a ambos lados de los huecos, generando una privacidad visual lateral y ayudando a regular el asoleamiento en primavera y otoño.

Para aislar la vivienda visual y acústicamente en su fachada norte se plantea un muro curvo, equidistante al vial. El muro curvo adquiere gran relevancia en el diseño de la vivienda por tratarse de un muro opaco de grandes dimensiones, 6 metros de altura por 15 metros de longitud. Se plantea solucionar dos problemas en este muro: aislar acústicamente la vivienda del vial rodado y solucionar estéticamente la terminación de un muro curvo. Acústicamente funciona mejor una superficie con mayor rugosidad o relieve que favorece la absorción de ruido, especialmente los sonidos agudos.

Por su idoneidad para solucionar este muro se opta por utilizar ladrillos curvos caravista, con lo cual se obtiene una curva pequeña dentro de una curva mayor, generando una terminación parecida al tejido de un cesto. Para potenciar esta imagen se ejecuta dejando la mínima llaga posible y sin rellenarlas.

 

Se replantea el muro, jugando con la poca maniobrabilidad que nos dan las llagas, para evitar piezas cortadas. De esta forma, el muro se ejecuta en su totalidad con ladrillos curvos completos, y solamente se alternan piezas completas con medias piezas en los ladrillos caravista lisos empleados en las esquinas, dando un encuentro con los ladrillos curvos tipo cremallera.

El muro genera dos patios interiores con un volumen similar, a los que se les dota de vegetación. Uno de ellos es de doble altura, por lo que queda con mayor superficie vertical que horizontal. Para poder contemplar este patio desde ambas plantas, se coloca un jardín vertical en la cara interior del muro. Estos patios se terminan con pilares y vigas de madera formando una celosía tanto vertical como horizontal que les da un carácter totalmente privado. Gracias a esta privacidad visual los baños se pueden proyectar abiertos hacia los patios de una forma muy diáfana, con grandes huecos acristalados de suelo a techo.

La cubierta se proyecta como cubierta lisa no transitable dónde se colocan las máquinas de climatización y producción de agua caliente optando por maquinas compactas de aerotermia.

Para que quede claro el paralelepípedo superior en su forma, tanto el muro curvo como la caja de escaleras se terminan a menor altura rematando ambos con una cubierta de zinc.

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