Entrevista a Bayona-Valero + Cantallops-Vicente Arquitectos, ganadores del XV Premio Arquitectura de Ladrillo
Marta Bayona Mas, Lluís Cantallops Dalmau, Albert Valero Cabré y Marta Vicente Carrió, de los estudios Bayona-Valero + Cantallops-Vicente Arquitectos, son los ganadores del Premio de Arquitectura de Ladrillo 2017-2019, por su obra “Casal del Barrio de Trinitat Nova en Barcelona”.
Foto: XV Premio de Arquitectura de Ladrillo
Arquitectos: Marta Bayona Mas, Lluís Cantallops Dalmau, Albert Valero Cabré y Marta Vicente Carrió (Bayona-Valero + Cantallops-Vicente Arquitectos)
Obra: Casal del Barrio de Trinitat Nova en Barcelona (España)
Los miembros del Jurado han valorado que, en esta instalación de equipamiento urbano, el ladrillo responde a muchas situaciones: se utiliza como fachada, pero también como suelo, celosías, muros interiores absorbentes acústicos, incluso muretes de jardinería. El ladrillo distingue tanto al edificio en sus espacios exteriores como en los interiores, lo que hace más comprensible la relación de los usos que alberga con el entorno próximo de la ciudad.
BAYONA VALERO ARQUITECTES es un estudio fundado por los arquitectos Marta Bayona Mas (Barcelona 1971, ETSAB) y Albert Valero Cabré (Barcelona 1971, ETSAB) en el año 2000, que combina el ejercicio profesional con la docencia. CANTALLOPS-VICENTE ARQUITECTES, es un estudio fundado por los arquitectos Lluís Cantallops Dalmau (Barcelona 1971, ETSAB) y Marta Vicente Carrió (Barcelona 1971, ETSAB) en el año 2000.
Ambos estudios llevan una larga trayectoria colaborando conjuntamente en proyectos en distintos ámbitos y escalas de la arquitectura y el urbanismo. Su visión transversal de la profesión les ha llevado a desarrollar cada encargo de manera particular y detallada, y al mismo tiempo con una mirada global. En sus trabajos, han tratado de integrar en el proceso proyectual la reflexión de las diferentes escalas y disciplinas y un fuerte compromiso hacia la sostenibilidad urbana y medioambiental.
Actualmente ambos estudios tienen en proceso varios proyectos de vivienda, desde pública protegida a proyectos privados de rehabilitación plurifamiliar y unifamiliares, así como equipamientos.
El Casal para el Barrio de la Trinitat Nova en Barcelona es un equipamiento social largamente reivindicado por los vecinos. ¿Cómo se planteó el diseño de un edificio que ha de servir para diversos colectivos del barrio, con actividades muy distintas?
El desarrollo del programa funcional se diseñó contando con un proceso participativo con los vecinos, pensando un edificio con una gran capacidad de adaptación a los posibles cambios de usos y contexto.
La propuesta de proyecto es la que resultó ganadora del concurso público que convocó el Ayuntamiento de Barcelona. El proyecto que presentamos al concurso usaba la urbanización del barrio como hilo conductor principal y la convertía en edificio. Era como si la misma urbanización te condujera al edificio y a su vez formara parte de ella.
Trinitat Nova es un barrio humilde del distrito de Nou Barris de Barcelona que ha cambiado mucho estos últimos años. Se han derribado muchos edificios de viviendas de los años 60 y 70 y se han reemplazado por edificios nuevos. Para articular el barrio el ayuntamiento ha promovido un proyecto de reurbanización integral muy importante.
Está ubicado en un punto muy singular, justo al límite de la ciudad con la Serra de Collserola. Está encarado a norte en un punto neurálgico dónde se juntan todo tipo de infraestructuras y sin embargo es un sitio que transmite mucha paz.
Cuando llegamos nosotros la urbanización estaba recién terminada y nos gustó el carácter que daba al conjunto. Se trata de una urbanización que usa el KLINKER cómo elemento principal y que se va adaptando de forma muy acertada a los distintos retos topográficos que va encontrando.
Nuestro edificio emerge de la urbanización y se adapta a la topografía generando un edificio semienterrado donde el espacio público es el protagonista.
En el barrio ya existía un centro de gran valor patrimonial, la centenaria Casa de l’Aigua, de estilo modernista. ¿Qué relación se establece con este equipamiento anterior?
Justamente, el otro elemento importante que define el proyecto es cómo se adapta al lugar y a su entorno. El solar original contaba con un desnivel de casi 4m, frente a un edificio muy singular: la Casa de l’Aigua.
El Proyecto busca el diálogo a través del espacio público y no pretende competir con el edificio de estilo modernista. De esta manera la nueva plaza cívica es al mismo tiempo plaza mirador. Un mirador que no interfiere ni en el recorrido ni en las vistas.
Se trataba pues, de encontrar el lenguaje apropiado para complementarlo y ligarlo a su entorno a través de nuestro edificio.
De esta manera, cuando uno viene del centro del barrio se puede ver la Casa de l'Aigua desde encima del mismo casal, sin que este le quite ningún protagonismo.
El Jurado de los Premios valoró cómo habéis resuelto muchas situaciones con el uso de un mismo producto cerámico. ¿Por qué escogisteis el ladrillo como material para el proyecto, tanto en el interior como en el exterior?
El origen del proyecto se encuentra en integrar el edificio en el lugar, dando valor al ladrillo como elemento que teje y cohesiona el entorno construido.
De hecho, este era el reto constructivo. Quisimos llevar a cabo la integración con la urbanización usando el mismo elemento de la urbanización como envolvente del edificio. En realidad, la fachada no es de ladrillo convencional, sino de adoquín de urbanización.
El adoquín es la base de todo. Cuando se precisa entrar luz natural se convierte en celosía cerámica y dentro del edificio se transforma en otros elementos cerámicos para resolver los distintos requerimientos, como cuando se transforma en ladrillo perforado para contribuir a la reducción de la reverberación interior.
¿Cuál ha sido el aspecto más complejo de la obra?
La fachada, sin duda. Conseguir trabajar a partir del Clinker, un elemento pensado para la urbanización, y convertirlo en las fachadas y celosías del proyecto. Este reto se consiguió gracias a la profesionalidad y dedicación de todo el equipo técnico de la obra: calculista, constructora, aparejadores y todo el equipo de industriales y montadores.
La iluminación tiene un papel destacado en el Casal. ¿Por qué decidisteis crear una celosía cerámica en esta obra?
La celosía la planteamos como un elemento de continuidad para crear ventanas y huecos integrados en el entorno sin significarse ni distorsionar desde el exterior.
La celosía nos ayuda a tamizar la luz, crear ambientes y atmosferas sugerentes que nos den calidez y confort en el interior.
Uno de los aspectos importantes a resolver era como hacer llegar la luz natural al interior del edificio, tratándose de un volumen semienterrado que usa un pavimento sólido para envolverse. Estuvimos estudiando distintos tipos de celosías, mirando si el mismo Clinker podía usarse como celosía, pero era complejo. Al final nos decidimos por la pieza de terracota.
La celosía tiene una manera muy particular de tamizar la luz porque la proyección de sombras en el interior enfatiza aún más los pavimentos y acentúa la relación entre la fachada y el interior. También nos gustaba el hecho de que por la noche se produce un efecto inverso. Cuando se ilumina desde el interior, el edificio actúa como una linterna y proyecta las sombras y reflejos hacia el exterior.
¿Dentro del trabajo de vuestros respectivos estudios, destacaríais alguna otra obra en la que hayáis trabajado con materiales cerámicos?
Sí. Es un material con el que nos sentimos muy cercanos y nos es muy cómodo de trabajar. De hecho, llevamos muchos años usándolo en muchos edificios, desde el complejo de Equipamientos del Guinardó o los edificios de la Facultad de Medicina o los de Biomedicina del Campus de Ciencias de la Salud de Lleida.
¿Qué tendencia creéis que existe actualmente en la arquitectura respecto a la utilización del ladrillo cara vista, tanto en obra nueva como en rehabilitación?
Para nosotros el ladrillo es un material muy cotidiano, un recurso que nos gusta usar a menudo. Es versátil y tiene tantas variantes que nunca se acaba, al mismo tiempo que envejece muy bien.
No sabemos si existe alguna tendencia concreta, pero lo cierto es que constantemente nos encontramos con obras de muchísima calidad realizadas con ladrillo. Esto nos demuestra que no sólo está muy vigente, sino que es un material con virtudes atemporales, cálido, confortable y duradero, y con un buen comportamiento térmico y acústico.
¿Cómo creéis que podría mejorarse la presencia de los sistemas constructivos con ladrillo cara vista en las asignaturas de proyectos de las Escuelas de Arquitectura?
Quizás no se explica suficiente por creer que es un material muy tradicional.
A nosotros nos gusta tocarlo y experimentar con él. Quizás una buena manera de enseñarlo podría ser justamente ésta: acercarlo directamente, literalmente, a las aulas. Si uno se familiariza con los elementos, si es capaz de usarlos directamente, entenderá mucho mejor cómo funcionan y podrá explorar todas sus posibilidades. Y explicar la infinidad de grandes obras de arquitectura realizadas con ladrillo cara vista a lo largo de la historia.