Entrevista a Vicente Sarrablo, doctor arquitecto y Director de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya
Vicente Sarrablo es Doctor arquitecto por la Universitat Politécnica de Catalunya. Director del Área de Construcciones Arquitectónicas de la Universitat Internacional de Catalunya y desde el año 2004, director de la primera Cátedra Cerámica en España en esta misma universidad.
Desde el año 2008 es Director de la Escuela Superior de Arquitectura de la Universitat Internacional de Catalunya.
Es un hecho la situación de crisis económica actual, tanto en España como en el resto del mundo, y que todos los sectores se ven afectados en mayor o menor medida por esta situación. En ese sentido,
¿Cómo afectará la crisis inmobiliaria al trabajo de los estudios de arquitectura en España?
Creo que los estudios pequeños y medianos deberán especializarse para subsistir. Y supongo que los grandes buscarán obras compitiendo en el plano internacional.
¿Cuales son los aspectos que considera que se ven más afectados en relación con la Arquitectura en momentos como estos?
No es lo mismo el panorama de la construcción que la Arquitectura. Puede que vayan en el mismo vagón de tren pero no son compañeros de viaje porque las grandes ideas y el buen oficio no dependen del Ibex 35. Han disminuido las ocasiones para la edificación, no las oportunidades para la calidad arquitectónica. Por tanto, como en cualquier otro ámbito profesional, esta crisis afectará según la motivación con la que nos enfrentemos a los retos difíciles.
¿Qué diferencia cree que existe entre los problemas ocasionados por esta crisis entre la situación en España y fuera del país?
Vuelve a repetirse el cuento de la cigarra y la hormiga. En países más avanzados se ha invertido en innovación en los buenos momentos y ahora podrán recoger los frutos.
¿Considera que los arquitectos y la arquitectura en general son un elemento muy influyente en el desarrollo económico de un país?
Si acaso lo serán en el desarrollo cultural. Insisto en diferenciar las aportaciones de la Arquitectura del negocio de la construcción, tal como ocurre entre el Arte y el mercado del arte.
¿En momentos como estos, se opta por la recuperación de los valores más “sociales” de la arquitectura o se promueve la innovación y la “genialidad” como posibles armas para encontrar soluciones?
En momentos de zozobra se otea en el horizonte cualquier salvavidas para mantenerse a flote. Pero las mejores soluciones vendrán de aquellas apuestas que ya tenían un cierto recorrido, no de las que ahora se improvisen precipitadamente. Y en cuanto a lo de la “genialidad”… bueno, opino como decía Coderch que no son genios lo que ahora precisamos sino aportaciones innovadoras. Y éstas no surgen tanto de la inspiración genial como del trabajo continuado de investigación. Se suelen citar como sectores típicamente innovadores a los químicos, farmacéuticos, aeronáuticos o informáticos, y ya es hora de que todo el sector constructivo despierte en esa senda si no quiere verse relegado como motor económico.
Desde su doble perspectiva como “docente” y “proyectista”, ¿cual de estos dos aspectos y las diferentes actividades que conllevan cada una de estas vertientes, considera que se verá más afectado por la crisis económica? ¿Tendrá que adecuarse la enseñanza a la nueva situación para potenciar algún aspecto determinado?
A grandes rasgos supongo que una rebaja en las oportunidades de trabajo no animará al número de nuevas matriculaciones en las Escuelas de Arquitectura. Pero también es una buena oportunidad para sacar un mayor provecho de estudiantes que se presentarán con una mayor vocación.
Y en cuanto a la adecuación de los contenidos, la enseñanza de la Arquitectura siempre debe prepararse para los nuevos tiempos, pero no porque sean de crisis sino porque presentan nuevos retos tecnológicos, sociales… y la creatividad de los arquitectos se debe poner a disposición de esos desafíos.
¿Se siguen tendencias o “modas” a la hora de impartir el conocimiento?
Las modas se dan cuando se tratan de apreciaciones cosméticas para soluciones coyunturales de poca trascendencia, no aportan soluciones estructurales a los nuevos retos que acabo de comentar. Creo que estos momentos no están para muchas frivolidades y que la docencia de la Arquitectura debe apostar por respuestas de mayor alcance.
Usted ha apostado por encontrar la conjunción entre la utilización de los materiales tradicionales y el diseño vanguardista. ¿Cree que es el camino que puede ayudar a los fabricantes de materiales tradicionales, a encontrar nuevas posibilidades y no verse “olvidados” en nuevos proyectos que sólo se abordan en estos momentos con otros materiales?
Sin duda alguna. Incorporar estos materiales en los proyectos más innovadores refuta muchos prejuicios asociados a su condición de tradicionales. Es más, particularmente creo que saltan mayores chispas y los resultados son más espectaculares cuanto más acentuado es el contraste entre la novedad del diseño y la antigüedad del material con el que se construye. Arquitectos como Kengo Kuma e ingenieros con Eladio Dieste ya lo han demostrado.
En este sentido, ¿Cuál es su opinión acerca del Ladrillo y como cree que encaja este producto en la arquitectura moderna?
En muchas ocasiones se ha recordado que la obra de fábrica de ladrillo ya estaba presente en los primeros proyectos de Mies van der Rohe (por ejemplo en su Casa de Ladrillo de 1923) y en buena parte de la obra de Alvar Aalto. Por tanto ya está más que probada su adecuación a la arquitectura moderna. De lo que se trata ahora es que presente nuevas soluciones para abrirse a nuevos nichos de mercado, a nuevas aplicaciones.
Por último, ¿como contempla el nuevo CTE y cómo cree que se está abordando por parte de los proyectistas? ¿Considera que la nueva normativa conseguirá mejor aspectos importantes de calidad del usuario final de las viviendas?
Estos inicios están resultando algo desconcertantes para los arquitectos, que nos vemos invadidos por una excesiva reglamentación. Falta un poco más de recorrido y de perspectiva para poder opinar con rigor. Pero sí, creo que el CTE contribuirá a mayores cotas de calidad.