Centro de Formación del Cabildo Catedral en Sevilla
Manzanas condensadas
El Centro de formación se ubica en un barrio residencial de la periferia de Sevilla creado en los años sesenta para acoger las migraciones rurales a la ciudad. En el actual desarrollo del barrio, producto de un plan de mediados de los años noventa, se aprecia una cierta pérdida de densidad de acontecimientos urbanos y espaciales, por contra, si observamos las manzanas suburbanas que lo originaron como si fueran un único hecho constructivo descubriremos un laberinto de espacios insospechados y sorprendentes que fueron adhiriéndose de forma azarosa a lo largo del tiempo. Cierto es que estas edificaciones dejan mucho que desear en cuanto a su calidad constructiva pero se identifican en ellas multitud de sucesos improvisados que acrecientan la experiencia del uso de las mismas: retranqueos que diluyen el límite entre lo privativo y lo público, patios concatenados que ahuecan la manzana, plantas intermedias, jardines espontáneos, lugares ambiguos entre el exterior y el interior, recorridos zigzagueantes, acontecimientos urbanos condensados en la masa construida que han surgido desde la acumulación no planificada.
El solar donde se ubica el Centro de Formación del Cabildo remata una de estas antiguas manzanas de viviendas suburbanas configurando un frente hacia la nueva avenida de incorporación desde la ronda de circunvalación metropolitana SE-30 que da pie al nuevo tejido de viviendas en bloque. El edificio es un dispositivo de tránsito entre las dos tramas existentes.
Plantas disueltas
En nuestro caso, el desnivel de media planta existente en el solar y la imposición normativa de acomodarse al tamaño de las viviendas colindantes al tiempo que se demanda la formalización de una mayor escala hacia la nueva avenida, permite recuperar este recurso de generación propio de la ciudad no planeada donde la noción de planta queda diluida, situando los distintos espacios en cotas intermedias y enlazándolos por un recorrido continuo que permite optar por distintas alternativas de desplazamiento por el edificio. Como si trazásemos la posible sección que esconde la fotografía de la Casa de los Espejos de Clarence Schmidt en Woodstock o el recorrido que Monsieur Hulot describe al pasear por su casa en Mon Oncle de Jacques Tati, aparecen secciones quebradas en las que cada espacio está donde debe estar más allá de eficacias estructurales o límites normativos, el Centro de Formación propone un laberinto de lugares que se miran unos a otros unidos por un recorrido continuo, visiones diagonales, vacíos intermedios, espacios que envuelven otros diluyendo la relación entre el interior y el exterior, situaciones de densidad que al igual que en la trama no planificada acumulan acontecimientos espaciales y mezclan los usos agujereando la manzana donde se inserta.
Espacios entrelazados
A partir de este planteamiento se resuelve el programa compuesto por tres talleres dedicados a prácticas y un conjunto de dos aulas teóricas, seminario, sala de usos múltiples, espacio de administración, un pequeño office y un área de aparcamientos. Los espacios teóricos se ubican asociados a la fachada en busca de luz y visiones más lejanas hacia la ciudad, elevados al menos tres metros utilizando el área de aparcamiento como podio y revueltos hacia ellos mismos cuando las edificaciones vecinas están demasiado próximas. Los talleres, lugar del trabajo físico y alborotado, se sitúan enrocados en torno al vacío interior convirtiendo el patio en espacio bullicioso donde prolongar el trabajo del interior. Los distintos desniveles quedan entrelazados por un mueble técnico de paneles fenólicos amarillos que alberga las instalaciones, acoge los pequeños espacios servidores y ofrece un dispositivo de orientación a lo largo del edificio ofreciendo transiciones anchas y densas entre los distintos espacios. La elección de un material continuo que envuelve todo el edificio y entra en su interior, el ladrillo cara vista, considerado doméstico en estos contextos pero descontextualizado a través del color negro, permite ofrecer distintas lecturas que atienden a diferentes grados de aproximación: como equipamiento urbano que asume una cierta representación o como pieza constructiva que remata la manzana de viviendas.
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