Nuevo Centro de Información Turística de Madrid en la plaza Colón
Durante años, el automóvil ha ido ganando espacio al peatón y ciudades como Madrid han ido mermando sus aceras en beneficio de las calzadas. El eje Castellana-Recoletos-Prado es un claro ejemplo: convertido en una vía de circulación rápida, precisaba de los mínimos obstáculos al vehículo. Una política equivocada -el tiempo lo ha demostrado- de soterramiento de los pasos peatonales, en algunos casos compartido con accesos a las estaciones de metro, ha llevado a los actuales responsables municipales al cierre de todos los pasadizos y a devolver al peatón su espacio natural de paso en superficie.
La implantación de dicha política urbanizadora fue un fracaso: ruinosas las galerías comerciales que trataban de dar vida y sentido al espacio, inseguridad para los usuarios y, finalmente, refugio de indigentes. El ciudadano evitaba su tránsito y resolvía sus movimientos por el exterior, esquivando automóviles y poniendo en peligro su integridad física. En el caso concreto del paso de la plaza de Colón, que comunica las calles de Goya y de Génova, se disponía de un amplio espacio, que sobrepasaba los ochocientos metros cuadrados útiles y de una ubicación estratégica que hacía inevitable su reutilización. Como consecuencia de las definiciones urbanísticas del Plan Especial Recoletos-Prado y de su predominante uso cultural, se ha llevado a cabo, en lo que podría llamarse cabecera del itinerario, la construcción de un Centro de Información Turística y Cultural.
Revalorización del espacio
Hasta hace pocos años, el espacio estuvo abierto al tránsito peatonal, con un grado de deterioro en aumento al que contribuían los locales cerrados desde tiempo atrás. Como medida previa a la realización del proyecto de acondicionamiento, se solicitó una demolición de todos los interiores, incluidos solados y aplacados, que permitiera una visión espacial completa y un levantamiento taquimétrico exacto.Concluida dicha intervención, surgió un espacio sugerente que resultaba adecuado para los fines previstos por el Ayuntamiento, con una planta rectangular de aproximadamente 67 por 12 metros lineales y cuatro apéndices, escaleras y rampas de acceso. Estaba conformado por pantallas de hormigón en los cuatro lados y cubierto por jácenas prefabricadas de hormigón de gran canto de sección en “W”. El importante descuelgue -unos 75 cm.- marcaba una altura libre entre solera y cara inferior de jácena de 3,30 m., escasa para los usos previstos.
El nuevo Centro de Información Turística de Colón pretende ofrecer una visión rápida de la amplia oferta de la capital, con la posibilidad de adquirir libros, catálogos, guías, y entradas para exposiciones, ferias, teatros o cines, en un marco de cuidado diseño, con materiales adecuados a lo que prácticamente es una calle cubierta.
Características del nuevo espacio
El nuevo uso ha precisado de un rediseño de los cuatros accesos. Por los habituales flujos peatonales, se supuso que el de mayor afluencia sería la rampa situada al comienzo de la acera impar de la calle de Goya. Su largo trazado y consiguiente hueco, afectaban de manera muy negativa al espacio público, por lo que se propuso su sustitución por una escalera de anchura similar. El acceso opuesto, situado en el bulevar impar de la Castellana, próximo a la calle de Génova, que en origen contaba con unas escaleras mecánicas, se complementaba y enfrentaba con una rampa de sinuoso trazado. El proyecto decidió el mantenimiento y mejora de la escalera y la desaparición de la rampa, en cuyo lugar se instaló un ascensor, de la mayor transparencia y menor presencia posibles, para uso de minusválidos y operaciones de carga. El cuarto acceso con el que contaba el pasaje, otra rampa en el bulevar par de la Castellan