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Entrevista Ganadoras VIII Concurso Aula Cerámica Hispalyt – Categoría Fachadas Cerámicas

Aida Navarro Redón es arquitecta por la universidad Politécnica de Valencia y actualmente cursa estudios de postgrado en el Máster en Proyectos Arquitectónicos Avanzados en la Universidad Politécnica de Madrid. Su actividad profesional se ha movido entre Valencia, Rotterdam y Olot, donde, trabajando para RCR arquitectes, se encontró con Alessandra.

 

Alessandra Luisa Covini por su parte, ha estudiado en el Politécnico de Milan, Universidad técnica de Lisboa y actualmente, está desarrollando su proyecto final en TUDelft (Holanda). Además de en RCR, ha trabajado para Privileggio-Secchi en Milan y The Architectural Review en Londres.

 

Obtener un premio, es siempre una satisfacción, pero ¿que supone para unas jóvenes profesiones como vosotros ser los ganadores de un concurso de arquitectura?
Primero, claro, nos ha hecho mucha ilusión. Pero también, este concurso nos ha dado la oportunidad de materializar algunas ideas sobre las que llevábamos debatiendo juntas tiempo y ganarlo ha sido un modo fantástico de poner un punto (y seguido claro) a estos planteamientos.

¿Cómo valoráis a nivel profesional haber obtenido este reconocimiento?
Un premio sin duda siempre te da un plus profesional sobre todo porque nos anima a seguir trabajando y desarrollando arquitectura.

¿Conocíais las anteriores convocatorias de este concurso,  y la figura y obra de de Sigurd Lewerentz?
Sabíamos de las anteriores convocatorias y habíamos seguido el desarrollo de algunas.

Sobre Lewerentz es cierto que ya conocíamos parte de obra antes del concurso, pero éste nos sirvió para profundizar en algunos aspectos que nos han inspirado, y servido de base, para desarrollar el mismo. Por ejemplo, al entrar en la investigación más pormenorizada del uso del ladrillo pudimos encontrar soluciones más diversas para los detalles del proyecto y fue así como resolvimos la cubierta como una sucesión de fachadas.

La VIII edición de este concurso, como sabéis, ha tenido ciertas peculiaridades respecto a concurso anteriores, tanto en el emplazamiento, como en los requerimientos de presentación del proyecto.

¿Cómo se enfoca un proyecto en un recinto como el cementerio de Mälmo?
Partiendo del concepto base de estos proyectos suecos muy relacionados con la naturaleza sabíamos que este punto tendría mucha relevancia en el mismo.  Por otra parte, el estudio tanto del caso concreto del cementerio como del resto de obras, por ejemplo la Iglesia de San Marcos, de Lewerentz nos dio pistas tanto materiales como constructivas y estructurales así como el programa. Pedirnos un lugar para meditar en un espacio de estas características nos generó muchas preguntas que son al fin y al cabo, más que las respuestas, las que generan el proyecto, como diría Manuel Gallego.

¿Cuál es la primera idea que os habéis planteado transmitir?
Observando las imágenes pensamos enseguida que preferiríamos no intervenir.

En una de las fotografías se veía una mujer leyendo en un banco, en el límite con los árboles, aquí encontramos la clave, el lugar no tendría que ser mucho más que eso, un sitio para sentarse y teniendo en cuenta que ya existía un espacio excepcional para meditar como son los árboles, nuestro mayor esfuerzo era el de trazar el camino que llevara hasta allí.

¿En qué pensasteis fundamentalmente al abordar este proyecto? En la personas? En el entorno? O habéis pensado por encima de otras emociones en el aspecto técnico del proyecto?
Nos es muy complicado separar unos conceptos de otros al proyectar. Básicamente es más un proceso simultáneo en que las variables más que unas más fundamentales que otras, se van moviendo todas según se busca la solución hasta que finalmente se cataliza una solución y todas encajan.

El entorno ¿limita o potencia la imaginación?
El entorno como todas las variables de un proyecto no limitan, esto nos enriquece. Un límite sería no tener condicionantes, eso sí que nos limitaría la imaginación, la arquitectura casi perdería su razón de ser.

En cuanto a la presentación del proyecto, en esta edición se ha pedido que los proyectos se presenten en blanco y negro.

¿Ha supuesto una dificultad añadida? O más bien ¿ha favorecido la expresión gráfica del proyecto?
Por una parte el blanco y negro es cierto que enfatiza la arquitectura y no hay distracciones de colores, pero además remite a una técnica más clásica de representación de tinta o lápiz más austero y esto nos parece interesante.

Es ya casi un tópico hablar de crisis y dificultades, pero también es una realidad que está ahí. ¿Cómo veis el futuro de la profesión en estos momentos?
Complicado. Las épocas de crisis siempre han sido momentos históricos que le han dado el espacio y las reflexiones que han sentado las bases para momentos posteriores. En el Renacimiento, Edad Media-Barroco-Clasicismo. En este sentido, nos referimos a la crisis de manera positiva, activa. Sin embargo, somos conscientes de la situación que vive nuestra profesión, y más en los casos de países como Italia o España, donde resulta francamente complicado no recurrir al exilio profesional.

Trabajar fuera de España es en estos momentos una opción para muchos jóvenes profesionales  Aida, ¿Crees que se potencia lo suficiente la presencia de estudiantes fuera de nuestras fronteras con recursos tipo Becas Erasmus o similares?
Más que potenciar se invita de manera efusiva con la actual situación económica a ello. Esto es, salir al extranjero es importantísimo, porque genera todo una cultura que es imposible adquirir si no, y más en arquitectura, pero al joven arquitecto que sale de la escuela no creo que se den las oportunidades, o el tipo de oportunidad que se necesita, muchos de estos recursos más que vivir permiten sobrevivir (en el mejor de los casos), siendo más huidas por la situación actual que periodos en los que se pretenda una ampliación de la formación.

Alessandra, tu eres italiana y conoces también a los profesionales españoles, según tu criterio, ¿Cómo se valora fuera de nuestras fronteras  a los arquitectos españoles?
España crea arquitectos muy preparados, con mucha sensibilidad con contexto y el desarrollo constructivo. Por ello, las escuelas de arquitectura españolas forman una clase muy preparada para construir. Esto se ve también el los nuevos proyectos grandes y pequeños de las ciudades. De hecho en España hay muchos estudios relativamente jóvenes muy buenos y capaces de construir. Por eso me interesaba tanto el trabajo de RCR, arquitectos que expresan con su arquitectura una gran sensibilidad por el lugar y por la poesía de los materiales.

Por último, ¿en qué escala de prioridades ponéis en vuestros proyectos, el uso, la percepción de la obra y su construcción?
Nos gustaba la idea de que pudiera ser una obra abierta como diría Eco, que no cierra posibilidades si no que las abre. De hecho el espacio que se pretende proponer como uso para meditar es el camino, pero también, es en el espacio semienterrado, es en la naturaleza y es arriba, el banco. Resolver esta situación requiere de la construcción que nos da las alas para alcanzar una realidad física. La percepción es más una consecuencia de las dos anteriores. Nos imaginamos la dialéctica entre el ladrillo, estereotómico y firme, con la luz tamizada, de las velas que hacen los contornos desenfocados, y el contraste de una pieza única y contundente recortado sobre el horizonte de los árboles. Al fin y al cabo nuestra intención era hacer del camino un lugar en el que lo importante, que es la vida, pase.

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