Todos los expertos coinciden en que fue un fenómeno histórico difícilmente repetible. Hablamos de la borrasca Filomena que comenzaba justo hace un año dejando copiosas nevadas en toda la región central y, especialmente, en la Comunidad de Madrid.
El interior peninsular se vio cubierto por un espeso manto blanco de hasta 50 centímetros de nieve acumulada y una ola de frío que hizo temblar a más de la mitad de los españoles.
Además de la curiosa e inhabitual estampa, Filomena trajo consigo considerables daños personales y materiales -que no pudieron evitarse pese a los avisos procedentes de la Agencia Estatal de Meteorología- varias ciudades completamente colapsadas, cortes de suministro, e innumerables accidentes y percances.
Una nevada de este calibre no se había vivido en la zona centro de España desde 1971, pero los meteorólogos no se atreven a predecir cuándo puede volver a sorprendernos un fenómeno meteorológico como este. De hecho, una de las personas que predijeron la llegada de Filomena ya ha anunciado que el próximo 24 de enero nos volveremos a enfrentar a una nevada similar.
Lo que nos enseñó la borrasca Filomena
Uno de los efectos colaterales de esta borrasca fue el desplome de numerosas cubiertas, principalmente metálicas, que no pudieron soportar el peso adicional de la carga de nieve. La cubierta del CEIP Gregorio Marañón y otros dos colegios en Toledo capital, la comandancia de la Guardia Civil en Tres Cantos, las cubiertas de pistas deportivas del Colegio Maristas en Chamberí, del polideportivo Luis Aragonés y de hasta otros 15 centros deportivos y pistas de la capital, el histórico pabellón “la Nevera” del IES Ramiro de Maeztu, parkings de centros comerciales en todo el país fueron algunas de las instalaciones derruidas como efecto del paso de Filomena.
Todas estas cubiertas (ninguna de ellas construida con tejas cerámicas) mostraron su inoperancia frente a una nevada de estas características. Según el Código Técnico de la Edificación (CTE) deberían haber aguantado hasta una sobrecarga de 80 cm, pero muchas de ellas se desplomaron antes de llegar a los 50 cm.
Los fabricantes de teja cerámica agrupados en la Asociación Gallega de Ceramistas (AGACER) y en la Sección de Tejas de Hispalyt, Asociación Española de Fabricantes de Ladrillos y Tejas de Arcilla Cocida, han querido recordar, aprovechando el aniversario de la temida Filomena, que la seguridad estructural de otros materiales como estructuras metálicas o ligeras no es suficiente ante fenómenos climatológicos muy adversos. El temporal puso de manifiesto que se necesita una normativa más exigente que regule estas infraestructuras porque el peligro para las personas es patente, pero 12 meses después nada ha cambiado.
La llegada de fondos europeos en forma de ayudas para la rehabilitación de edificios, también prevista para este mes de enero, brinda una segunda oportunidad para que todos aquellos edificios que no cumplen con el CTE o que se edificaron con anterioridad a la norma, se revisen, actualicen o rehabiliten en el caso de patologías o deficiencias estructurales.
Para ello, desde AGACER e Hispalyt recomiendan el uso de un material milenario como la teja cerámica, que aporta seguridad gracias a su durabilidad, su resistencia mecánica y su gran comportamiento frente a fenómenos climatológicos adversos.
Es el momento de actuar sin esperar a que otra Filomena nos sorprenda y demostrar todo lo que aprendimos en esa complicada semana que comenzaba hoy justo hace un año.
“El Tejado, de Tejas”
La Asociación Gallega de Ceramistas (AGACER), desarrolla el programa “El Tejado, de Tejas”, junto a la Sección de Tejas de Hispalyt, con el objetivo de destacar las prestaciones y ventajas de la teja cerámica en la construcción y rehabilitación de cubiertas.
Para más información visita: https://tejadodetejas.es